Fuente: Journal of Positive Psychology.
Siempre se dijo que el dinero no da la felicidad. Parece ser que este refrán es absolutamente cierto desde el punto de vista científico. Un reciente estudio científico de la Universidad Estatal de San Francisco comprueba que una persona es más feliz cuando genera recuerdos en base a experiencias que perduren para siempre, lo que se consigue al viajar y no comprando de forma compulsiva.
A su vez, los expertos determinaron en base a una serie de encuestas que, aquellos que adquieren un objeto determinado, tienden a devaluarlo instantáneamente después de comprarlo.
“Compramos cosas para ser felices, y tenemos éxito, pero solo por un tiempo. Las cosas nuevas son emocionantes para nosotros al principio, pero luego nos adaptamos a ellos”, explica, en declaraciones recogidas por la versión digital del diario Elite Daily, el investigador Thomas Gilovich.
En este sentido, el experto no critica la adquisición de determinados objetos como una forma de felicidad puntual, aunque sí cuando esta práctica es constante.
“No estoy diciendo que nunca se deba recompensar un par de semanas difíciles con un traje nuevo y una noche de fiesta, pero nuestras mayores inversiones deben ir hacia experiencias que crean recuerdos para toda la vida en lugar de un elemento que va a perder su factor cool dentro unos años”, afirma.